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¿Qué decisión tomar cuando no tengo idea qué puede suceder?

19 de Julio de 2023
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¿Qué decisión tomar cuando no tengo idea qué puede suceder?
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Fátima Rojas-Iturria

Investigadora de la Iniciativa en Ciencia de Decisiones

¿Ya decidiste qué vas a comer hoy? ¿Lo mismo que ayer? ¿Tu comida favorita? ¿Algo rápido? Tomar una decisión aparentemente simple conlleva establecer y determinar una amplia gama de alternativas, factores y variables; haciendo necesario comprender e interpretar los hechos en el contexto donde los problemas de decisión se suscitan.

 

Los seres humanos nos enfrentamos a diversas decisiones a lo largo de nuestra vida, desde temas tan banales como el color de los zapatos que usamos hoy, hasta temas tan trascendentes como la carrera que vamos a estudiar. Todas estas decisiones, idealmente, están encaminadas a adaptarnos a nuestro ambiente. Cada elección que tomamos se basa en la experiencia (decisiones pasadas y sus consecuencias), la cual nos permite optimizar los recursos medioambientales y nuestra conducta en decisiones futuras (Kahneman & Tversky,1984).

 

Es fundamental conocer y aprender de las asociaciones entre los estímulos que nos rodean, así como de nuestro comportamiento, para así lograr que nuestra conducta sea acorde a las demandas ambientales, propiciando una mejor adaptación. Sin embargo, las asociaciones no siempre suelen ser claras, estables y certeras.

El tomar decisiones exitosas depende de nuestra capacidad para formarnos una representación de los estímulos (qué sucede), las respuestas (qué decisión tomaré) y las consecuencias (en el pasado, qué sucedió después de tomar una decisión similar). Pero, ¿qué pasa cuando lo que espero que suceda no ocurre?

Hay situaciones en las que las reglas aprendidas no son congruentes con lo que sucede, esto nos lleva a una situación de ambigüedad, la cual nos obliga a modificar nuestras creencias previas. Para cambiar estas creencias subyacentes, debemos ser conscientes de nuestros pensamientos y de la regla que seguimos para tomar esa decisión.

 

Por ejemplo, decidimos ir a nuestro restaurante favorito a comer nuestro plato habitual, chilaquiles verdes, pero ese día éstos nos hacen daño. ¿Qué pasa si volvemos a ese restaurante a comer chilaquiles verdes? ¿Qué puede pasar cuando comemos chilaquiles verdes en otro sitio? Según la información que tenemos, sabemos que los chilaquiles verdes (estímulo) que comimos (respuestas) en ese restaurante la vez anterior nos hicieron daño (consecuencia); entonces, si nuevamente comemos chilaquiles verdes en ese sitio tenemos dos posibilidades: 1) que nos hagan daño o 2) que no nos hagan daño. Tú, ¿comerías o no chilaquiles verdes en ese sitio?

 

Cuando en una situación ocurre algo que no esperábamos que ocurriera, decimos que la situación es ambigua, dado que el estímulo tiene dos resultados posibles: que ocurra lo que ocurrió en el pasado, y espero que ocurra; y lo que en realidad ocurre, que es diferente a lo que esperaba. Cuando la ambigüedad sucede se dice que existe una interferencia entre la información que teníamos previamente de la situación y la nueva información (en el ejemplo, los chilaquiles verdes en mi restaurante favorito no hacen daño vs los chilaquiles en mi restaurante favorito me hicieron daño), esta interferencia produce que los organismos busquen información que logre quitar la ambigüedad.

 

Las situaciones de ambigüedad crean un error de predicción que activa el mecanismo de atención exploratoria, es decir, el organismo atiende cualquier estímulo que está presente en esa situación. Beesley, Nguyen, Pearson y LePelley (2015) describen dos tipos de atención: la exploratoria y la exploradora. El primer tipo de atención se activa cuando los resultados de una situación son inciertos y los organismos buscan información sobre la situación en general. El segundo tipo de atención se activa cuando el resultado de una situación es seguro (certero); los organismos se centran en la información que ya conocen para confirmar la relación estímulo, respuestas, consecuencia subyacente de la misma. Entonces, como se mencionó antes, las situaciones de ambigüedad son situaciones de incertidumbre que activan los mecanismos atencionales de exploración (Rosas & Nelson, 2019). El detectar, procesar y resolver la incertidumbre es fundamental para el éxito en la toma de decisiones.

 

La teoría paramétrica de la decisión (Teoría de la Decisión) aborda la naturaleza formal de las decisiones individuales, situando a las elecciones en un contexto dado y analizando los diversos criterios implicados en ella (Aguiar, 2004). La naturaleza formal de la toma de decisiones se puede tratar de manera normativa, prescriptiva o descriptiva (Bell, Raiffa, Tversky, 1988; Selten, 1996).

 

La perspectiva normativa contempla la naturaleza racional y lógica de la toma de decisiones, estudia qué decisiones debe tomar un agente idealizado (es decir, aquel que no presenta incongruencias lógicas y optimiza la búsqueda de información). La perspectiva prescriptiva de la decisión estudia cómo pueden elegir bien individuos reales, dadas sus limitaciones cognitivas e informativas. Por su parte, la teoría descriptiva de la decisión estudia cómo deciden las personas, contemplando sus creencias y preferencias  tal y como son, y no como deberían ser (Kahneman & Tversky, 1983).

 

El ambiente en el que se desarrolla la toma de decisiones y la información disponible en el momento de tomarla puede ser enmarcada en tres posibles escenarios. Córdoba (2004) establece tres tipos de ambientes; los primeros son de certidumbre o certeza, los cuales se caracterizan por situaciones con resultados bien definidos e invariables; en estos ambientes sólo se debe pensar en la alternativa que genera mayor beneficio.

 

El segundo escenario corresponde a los ambientes de riesgo; en ellos se conocen las posibles alternativas, y los resultados derivados de la situación se manifiestan en función de una determinada ley de probabilidad que se supone conocida, siendo así un problema de naturaleza estocástica.

 

El último tipo de ambiente es el de incertidumbre, semejante a los ambientes de riesgo, pero se diferencia de ellos porque sus posibles resultados no se rigen por ninguna ley de probabilidad o bien se desconoce la misma, por ello se considera que estas situaciones son fundamentalmente subjetivas al asociarse a hechos no probabilizables (Kaufmann, A. Gil Aluja, J. 1993).

 

La investigación en la toma de decisiones se ha centrado en el estudio de las condiciones que favorecen la toma de decisiones óptimas en ambas circunstancias de riesgo e incertidumbre. La ciencia de la toma de decisiones es una área experimental que se enmarca en la corriente empirista y estudia cómo tomamos decisiones desde diversas perspectivas: la filosófica, la psicológica, la sociológica, etcétera. Sin embargo, el estudio desde estas perspectivas comúnmente se hace de manera particular, segmentando los componentes de la toma de decisiones, y no entendiendo a ésta como una situación global en donde están implicadas diversas variables.

 

En la actualidad, es difícil encontrar una investigación que retome los mecanismos cognitivos, psicológicos,  los correlatos neuropsicológicos y de neuroimagen implicados en la toma de decisiones en un ambiente controlado de laboratorio con participantes humanos.

 

Actualmente, en la Iniciativa en Ciencia de Decisiones de la EGobiernoyTP se están realizando investigaciones multidisciplinarias en el área de “toma de decisiones”. El objetivo principal de éstas es determinar los mecanismos psicológicos, neuropsicológicos, cognitivos y fisiológicos que están implicados en los diferentes ambientes de toma de decisión. Para ello se han diseñado una serie de tareas experimentales de diversa naturaleza y complejidad, empleando tecnologías que nos permiten una medición adecuada de las variables implicadas en los distintos enfoques de estudio.

Así, siguiendo el ejemplo de los chilaquiles, durante los procesos de experimentación para estudiar la toma de decisiones, el equipo de la iniciativa en Ciencia de Decisiones contemplaría las variables individuales del sujeto, sus preferencias y creencias; asimismo, le presentaría al sujeto de manera adicional datos como el valor esperado de que “los chilaquiles le hagan daño”, las variables medioambientales que estuvieron implicadas cuando los chilaquiles le hicieron daño, la comparación de estas variables y las implicadas en las ocasiones que no le hicieron daño, los tratamientos más efectivos para aliviar los malestares ocasionados por la ingesta de chilaquiles, lugares cercanos donde puedas ingerir chilaquiles presentándote la calidad de los alimentos de las mismas, el precio y la calificación otorgada por los comensales;  incluso podrían presentarse recetas de chilaquiles e información sobre  dónde conseguir los insumos de mejor calidad y precio, y las medidas higiénicas necesarias para minimizar la probabilidad de que los chilaquiles verdes le hagan daño de nuevo.

 

Finalmente, la Iniciativa en Ciencia de Decisiones está interesada en la creación de herramientas tecnológicas que procuren ambientes óptimos de toma de decisiones, buscando conocer y generar las condiciones necesarias para tomar una decisión óptima, desarrollando herramientas para el soporte de éstas, que permitan a los individuos contemplar una amplia gama de posibles resultados sustentados en datos, metadatos y en inteligencia artificial. Entonces ¿ya sabes que comerás hoy?


 

Referencias
  1. Aguilar, F. (2004). Teoría de la decisión e incertidumbre: modelos normativos y descriptivos

    Empiria. Revista de metodología de ciencias sociales, 8, 139-160.

  2. Beesley, T., Nguyen, K. P., Pearson, D., & Le Pelley, M. E. (2015). Uncertainty and predictiveness determine attention to cues during human associative learning. Quarterly Journal of Experimental Psychology, 68(11), 2175-2199.

  3. Bell, D., Raiffa, H. Tversky, A, (1988) Descriptive, normative and prescriptive interactions in decisión making, en Bell, Raiffa y Tversky (comps.). Decisión Making. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 9-32.

  4. Córdoba, M. (2004). Metodología para la toma de decisiones. Madrid, España: Delta, Publicaciones Universitarias.

  5. Kahneman, D., & Tversky, A. (1983). Can irrationality be intelligently discussed. Behavioral and Brain Sciences, 6(3), 509-510.

  6. Kahneman, D., & Tversky, A. (1984). Choices, values, and frames. American psychologist, 39(4), 341.

  7. Kaufmann, A., & Aluja, J. G. (1993). Nuevas técnicas para la dirección estratégica. Publicacions de la Universitat de Barcelona.

  8. Rosas, J. M., & Nelson, J. B. (2019). Context dependency as a function of prediction error-based attention. Psicológica 40(2) : 34-45. http://hdl.handle.net/10810/42156.

  9. Selten, R. (1996), Descriptive approaches to cooperation, en S. Hart y A. Mas-Colell (eds.), Cooperation: Game-Theoretic Approaches.Berlin: Springer, pp. 289-328.